¿Cuál es la responsabilidad
social del periodista? me preguntó recientemente un estudiante
de periodismo de una de las facultades más antiguas de Bogotá.
La pregunta me sorprendió no
tanto por el asunto al cual se refería, sino porque venía
de un estudiante de último semestre.
Terminando carrera, aunque apenas
comenzando a pisar el umbral de su juventud, el alumno no tenía
claro por qué era importante el trabajo periodístico
y, menos, por qué era útil a la sociedad. En otras
palabras, la inquietud del joven partía de la pregunta: ¿cómo
podría él serle útil a su núcleo social?
Partimos de entender que es el periodismo
el que marca las pulsaciones de la sociedad, porque no se puede
concebir un grupo social sin información ni un periodismo
sin sociedad. Se deben el uno al otro.
Existe el periodismo porque las sociedades
todas requieren de fuentes de información confiables y oportunas
que orienten a sus asociados, es decir, a los ciudadanos, a desarrollar
pautas de comportamiento y actitudes para la vida en comunidad.
Y esto es tanto más necesario
en sociedades donde las democracias brindan a los ciudadanos la
posibilidad de participar en los asuntos de interés público.
Tamaña responsabilidad la que
pesa sobre los periodistas: mantener informada a la sociedad para
que ésta funcione. Por supuesto: mantenerla bien informada,
para que funcione bien.
Sin información el ciudadano
no puede cumplir su papel dentro de la sociedad, porque la información
es esencial en los procesos de participación.
La colombiana, claro, es una sociedad
que aún está en proceso de aprendizaje frente a su
naturaleza de democracia participativa. Los mecanismos de participación
consagrados en la Constitución de 1991 han ido asimilándose
lentamente, pero el camino recorrido en estos terrenos aún
es corto frente al largo trecho que resta por recorrer.
Es ahí donde el periodista
de hoy encuentra un suculento campo de acción. Su tarea allí
sobrepasa la simple misión de suministrar noticias o datos
a un público determinado y se inmiscuye en los terrenos de
la participación ciudadana. No es únicamente el testigo
de hechos de interés general que contará a sus lectores,
readio escuchas o televidentes, sino el orientador de la comunidad
en asuntos en los que ella debe intervenir.
El periodismo cívico se plantea
como una metodología, o como una herramienta, que puede ser
usada por los periodistas para promover el diálogo público,
para incentivar la participación y la deliberación
ciudadanas en busca de las soluciones a los problemas comunes. Es
decir, para asumir su responsabilidad profesional frente a la sociedad.
El libro que hoy presentamos es una
invitación a reflexionar sobre esa responsabilidad social
del periodista, desde la óptica de un periodismo que debe
entender la ciudadanía como su razón de ser.
A lo largo de sus 114 páginas
y sus cuatro capítulos, la publicación no hace más
que resaltar la necesidad de un periodismo que no solo informe,
sino que oriente a la ciudadanía, que se comprometa con ella,
que hable con ella, que, como suele decirse, se unte de pueblo.
El libro hace énfasis en el
compromiso que frente a esta tarea tiene la academia, entendida
ésta como espacio para la formación, pero también
para el debate, el análisis y la autocrítica.
Los conceptos de sociedad civil, de
democracia, de participación ciudadana, de diálogo
público, son asumidos por los autores dentro del marco de
nuestra realidad nacional, reconociendo nuestra naturaleza y nuestro
conflicto, y develando el compromiso que frente a dicha realidad
enfrenta el periodismo moderno.
Más que un simple aporte académico,
presentamos aquí un elemento para el debate, en el convencimiento
de que las sociedades no son productos acabados, sino organizaciones
en constante desarrollo, y a sabiendas de que dentro de ellas el
periodismo es vital, especialmente para la construcción,
o reconstrucción en muchos casos, del tejido social.
Queda en sus manos este documento,
posible gracias al apoyo de la Fundación Konrad Adenauer,
al entusiasmo y perseverancia de la doctora Gladys Daza, directora
del Centro de Comunicación Educativa Audiovisual (Cedal),
y, sin ánimo de pretensión, al deseo de sus autores
de aportar en las discusiones que busquen la construcción
de un mejor periodismo para Colombia.
Una cosa final: no sé si después
de los largos minutos que dedicamos en torno a este tipo de reflexiones
mi alumno entendió en qué consiste la responsabilidad
social del periodista, pero estoy seguro que sigue interesado en
descubrirlo, y mientras siga en ese empeño podrá encontrar
la esencia de su bella profesión.
Muchas gracias.
Diciembre 12 de 2000
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