Domina
quien controla la información. En la lucha por el dominio de los más
débiles, la información juega un papel preponderante. La guerra
de la información trata de conquistar al mayor número posible de
personas en sus mentes, ideologías e imaginarios individuales y colectivos.
El ataque
a los emblemas: económico, político y militar de los Estados Unidos
el 11 de septiembre del 2001 ha pasado a la historia como símbolo de una
información cuya expansión mundial convirtió en planetario
un conflicto nacional.
Se logró
sembrar el terror, el desconcierto, la inseguridad y el miedo no sólo en
la sociedad norteamericana, sino en todo el mundo.
Para los
analistas de este fenómeno, desde la década de los 80 ninguna potencia
implicada en un conflicto ha permitido a la prensa, y menos a la televisión,
ver la guerra de cerca. Son las llamadas guerras invisibles para la información
veraz y responsable, como derecho del público.
Son muchos
los debates, congresos, foros y diálogos que de manera presencial y virtual
se hacen en el ámbito mundial en relación con el nuevo paradigma
del ejercicio periodístico y de la función social de la información
y la responsabilidad de los medios de comunicación.
Las políticas
de comunicación nacionales e internacionales intentan establecer un marco
jurídico, el cual parte de un criterio unánime: los mercados solos
no pueden solucionar los problemas estructurales de los Estados. En este contexto,
es importante el debate sobre telecomunicaciones desde la libertad de prensa e
información, como también de las posibilidades de desarrollo y modernización
de África, Asia y América Latina.
Dada la
rápida convergencia tecnológica que se está produciendo y
el nuevo escenario digital de la información, todos los medios tienen el
reto de reinventar los modos de investigar, elaborar y difundir los productos
informativos. Pero, en particular, exige conceder al público un protagonismo
en el proceso informativo que los medios clásicos le han negado hasta ahora.
La creación
de un nuevo paradigma social sustentado en una cultura de participación
y corresponsabilidad ciudadana es una tarea urgente y necesaria, en la cual, los
medios de comunicación masivos son un instrumento de socialización
de la información, de análisis y de diálogo.
Los medios
de comunicación, y especialmente la televisión, los multimedia deben
ser recuperados a favor de los intereses de una sociedad en reconstrucción
y en proceso de reconfigurarse.
Otro tema,
como indicador de las amplias transformaciones sociales que han dado forma al
mundo moderno, es el escándalo político, cuyo estudio y reflexión
implica un análisis del papel de los medios de comunicación en el
debate público y la rendición de cuentas del gobierno y los políticos,
según investigaciones de John Thompson. Para este investigador, el escándalo
revela, entre otros fenómenos, el desarrollo y las características
mutantes de la comunicación mediática, la relación entre
vida pública y vida privada, así como la naturaleza y la fragilidad
del poder en las sociedades modernas.
El escándalo
político en nuestros países de América Latina generalmente
va unido al fenómeno de corrupción de sus gobiernos.
Estamos
en una época de incertidumbres que reclaman una mayor creatividad para
que la información cumpla a cabalidad su función social en beneficio
de los más necesitados y de la construcción de la paz mundial.
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